El Primer Año
¡Qué
rápido ha pasado el tiempo! Ya nuestro hijo pronto cumplirá un año de
edad. Cuando lo miramos no dejamos de felicitarnos a nosotros mismos y
pensar que ha sido un éxito. Se han superado dificultades, hemos
aprendido muchas cosas y otras no ha habido necesidad de aprenderlas.
Con nuestro hijo hemos aprendido a adivinar y en algunos casos ha
anticiparnos a las necesidades y dificultades de él.
¿Qué será lo más característico de nuestro hijo en este cuatrimestre (de 10 a 12 meses)?
Alimentación:
Nuestro
hijo sigue necesitando muchas vitaminas, puede ya comer todos los
alimentos preparados para el resto de la familia. Pero hay que darle
diariamente su ración de verduras, fruta y leche. Su dieta ha de ser
equilibrada y sana. A los once o doce meses ya podrá masticar y se le
dará alguna rebanada de pan, galletas, etc.
Dentición:
Al cumplir un año, el niño tendrá posiblemente de seis a ocho dientes, aunque esto varía de unos niños a otros.
Andar:
La
mayoría de los niños aprenden a dar sus primeros pasos ellos solos al
cumplir el año o de dos a tres meses después. Si el niño tarda más
tiempo, es recomendable hablar con el pediatra.
Hablar:
Es
posible que a los doce meses nuestro hijo ya diga algunas palabras
fáciles, mamá, papá, agua… pero no hay que preocuparse si no habla en
absoluto. Algunos niños van más despacio en su desarrollo al principio, y
después aprenden con mucha más rapidez.
Efínteres (El orinal)
Antes de sentar al niño en el orinal ha de cumplir los siguientes requisitos:
• Ha de mantenerse sentado sin ayuda, siendo mucho mejor que ya sepa andar.
• Ha de saber retener el pipi y no mojar su ropa continuamente.
• Ha de saber pedir el pipi cuando note que es el momento.
Cuando
nuestro hijo llega a comprender lo que ha de hacer en el orinal, busca
obsequiar a su madre con aquello que le pide, esperando como respuesta
mimos y cariños que le da como recompensa de haberlo hecho bien. Pero es
importante, no forzar nunca al niño. Si un día no lo hace, no debemos
ponerle malas caras ni riñarle; si hacemos eso, reforzar esa respuesta
de forma negativa lo que estamos consiguiendo es que el niño
comprendería que esa conducta (mojar la ropa, la cama, no hacer el pipi
en el orinal) hace que mamá o papá estén enfadados, puesto que le ha
reñido porque no lo ha hecho correctamente, provocando que el niño
vuelva a mojar o a ensuciar su ropa.
Hay que tener
mucha paciencia y comprender que nuestro hijo vacía su intestino y
vejiga sin control. Los nervios que regularán su esfínteres anales y
orina madurarán más tarde.
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